1. Limpieza: un buen maquillaje comienza con una piel perfectamente limpia. Podemos limpiarla con toallitas desmaquillantes, leche de limpieza, jabón para el rostro o loción micelar.

2. Tonificación: con esta acción terminamos de retirar restos de productos desmaquillantes, suciedad, maquillaje y células muertas, estimulamos los músculos del rostro y comenzamos a hidratar, calmar y acondicionar levemente la piel para recibir la hidratación.

3. Hidratación: hidratamos la piel del rostro, la del contorno de los ojos y la de los labios con productos específicos para cada área. Una correcta hidratación nos va a garantizar una mejor aplicación, mejor aspecto, mayor fijación y duración del maquillaje.

4. Primer: son productos que mejoran notablemente la textura y el tono de la piel, disimulan imperfecciones y extienden notoriamente la duración del maquillaje. Generalmente, se encuentran en infinidad de presentaciones y texturas y con diferentes propiedades. Se pueden colocar en todo el rostro o simplemente en zonas donde tenemos textura irregular o donde sentimos al tacto que la base se puede craquelar. Muchas veces estas zonas coinciden con el centro del rostro: frente, nariz, mejillas, pera. Existen primers para rostro, párpados, labios y pestañas. Obviamente, el más importante y popular es el de rostro.

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